Foto: Flickr Lawrence OP (CC BY-NC-ND 2.0) |
1. Con Misas
“¿A quién extrañas más? ¿Por quién te gustaría haber podido hacer más? ¿Quién te ofendió? ¿Quiénes son tus enemigos? ¿Quién necesita ser sanado en tu familia? ¡Ofrece una Misa por ellos!”, anima Tassone.
“La Misa sana a los vivos y a los muertos”, recuerda.
2. “Sábados de todas las almas”
La autora explica que la Iglesia Católica de rito oriental no celebra la
fiesta de los Fieles Difuntos el 2 de noviembre, sino los “Sábados de todas las
almas” en Cuaresma, tiempo en el que reza por todos los fallecidos, cuyos
nombres son colocados en la “lista de los difuntos”.
“Unámonos a los hermanos y hermanas bizantinos en esta gran Cuaresma y
recordemos a nuestros seres queridos en los ‘Sábados de todas las almas’ para
que ellas también puedan unirse a Jesús en la resurrección”, alentó Tassone.
3. Reza el Vía Crucis por las almas del
Purgatorio
La autora explica que la Virgen María también es la “madre amorosa de las
almas del Purgatorio”, porque el Calvario de su Hijo Jesús fue un “verdadero
purgatorio para ella”.
Tassone refiere que “una bella leyenda cuenta que cuando Jesús sangraba
a muerte en la Cruz, un ángel le preguntó a quién debía llevar la última gota
de sangre de su corazón y Él respondió: ‘A mi querida Madre, para que pueda
soportar su dolor’. A eso María habría respondido: ‘No hijo mío, dásela a las
almas del Purgatorio, para que no tengan dolor al menos un día al año’”.
4. Sábados de reparación
La autora también propone la práctica de los cinco primeros sábados
durante la Cuaresma en reparación por su Inmaculado Corazón, como lo pidió en
sus apariciones en Fátima (Portugal), en 1917.
5. Recurrir a San José
Tassone propone unirse a la Unión Pía de San José, “dedicada a los que
sufren y a los moribundos”.
En todo caso, recuerda, siempre se puede recurrir al Santo Custodio para
“pedir la conversión de la familia, para acercar a los hijos a la Iglesia, para
tener paz mental, para pedir trabajo o para vender la casa”.
La autora recuerda que el venerable Arzobispo estadounidense Fulton
Sheen dijo que “cuando lleguemos al Cielo los veremos, a tantos llegando y
agradeciéndonos. Les preguntaremos y nos dirán que eran las pobres almas del
Purgatorio por las que rezamos”.
Fuente: ACI Prensa.
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